¿Amante de la comida mexicana? Pocos platos gustan más que el guacamole fresco. Sí, ya es posible encontrarlo en los supermercados de cualquier parte del mundo, prueba de su internacionalidad. No obstante, el guacamole casero sabe diferente. Cuando industrializamos un plato tan tradicional, al final muchos matices de sabor se pierden. Hoy te enseñamos una serie de tips o trucos para poder hacer un auténtico guacamole casero. Toma nota y sorprende a tus invitados.
Recuerda siempre los ingredientes clásicos del guacamole casero
Una de las cosas más importantes conocer bien los ingredientes de este plato. Ya sabemos que a la hora de sacar ciertas especialidades fuera de un país, la receta original de guacamole puede verse modificada para poder agradar a otros paladares. Con el guacamole pasa. Sí, en muchos lugares se le añade tomate, pero no es uno de los ingredientes originales.
Los ingredientes originales del guacamole son únicamente 5. Así, esta delicia mexicana se hace con:
- 1 aguacate y medio
- cebolla tierna
- chile jalapeño o serrano
- sal
- cilantro.
Así de sencillo.
El tomate y el limón se añaden en otros lugares fuera de México. No obstante, debemos ser conscientes de que estos añadidos muchas veces se dan para esconder el sabor de un aguacate que ha perdido su punto. En definitiva, enmascarar la poca calidad del resto de ingredientes.
El secreto está en el aguacate
No descubrimos nada nuevo si decimos que el secreto de todo guacamole está en el aguacate. Es la pieza fundamental de este plato, y como tal, debemos escogerla bien.
Para escoger el mejor aguacate, debemos decantarnos por aquellos que no estén ni muy verdes ni muy maduros. Quizá puede parecer sencillo, pero lo cierto es que no lo es. Un aguacate es muy delicado, hay que tener mucho cuidado a la hora de manipularlo.
Si no quieres fallar, fíjate bien en la piel del aguacate. Comprueba si es firme y la carne es suave al tacto. Si notas que dentro hay como burbujas de aire, o que está excesivamente blando, no hay duda, el aguacate ya está pasado.
Nunca uses una licuadora
Como en otras recetas, como por ejemplo el ajoaceite, no sólo hay ingredientes, también maneras y maneras de hacerlo. Un ajoaceite tradicional se hace con un mortero. Un guacamole tradicional tampoco se hace en una licuadora o batidora. El secreto, precisamente, está en no triturarlo todo al máximo. Más bien chafarlo poco a poco.
Para hacer un buen guacamole, debes chafar primero los ingredientes secos. Aplasta un poco la cebolla, los chiles, añade sal y cilantro. Una vez veas que todo esto suelta su sabor, es el momento de añadir el aguacate. Cháfalo poco a poco, pero no demasiado. Si lo mueles demasiado la textura no quedará como debe quedar. Una especie de masa consistente que tenga textura.
La textura del guacamole
Como comentábamos, además de los ingredientes y el aguacate, la textura del guacamole es esencial para que se considere perfecto. Tiene que pegarse a los totopos. Un contraste entre los ingredientes previos al aguacate, que quedan un poco crujientes, y la suavidad del guacamole.
Los totopos, el acompañamiento perfecto
No hay más. Para un buen acompañamiento debes preparar totopos. Solemos conocerlos como nachos, pero no. Los nachos son el típico plato de totopos con queso y otros ingredientes. Los totopos son el acompañamiento (sin nada más) del guacamole.
Puedes hacer las tortas de maíz tu mismo o bien comprarlas. Suelen venderlas redondas. Esas tortas tendrán que partirse por la mitad y luego, esas mitades, volverlas a partir por la mitad, en pequeños triángulos.
Una vez las tengas todas partidas, deberás freír las tortillas en aceite muy caliente. Cuando estén doradas podrás sacarlas. Lo más interesante es que las frías en tandas pequeñas, de esta forma el aceite no se enfriará.
Colócalas en papel absorbente para retirar el exceso de aceite y añádelas a tu plato para poder hacer las delicias de todos tus invitados.
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