La uperización es un proceso que se lleva a cabo en líquidos para el consumo humano, fundamentalmente la leche y algunos zumos. Consiste en exponer el líquido a una temperatura de entre 150 y 200 grados centígrados, durante un corto periodo de tiempo, entre 5 y 8 segundos, al que le sigue un rápido enfriamiento, no superior a 40 °C.
El proceso ha de hacerse de manera continua y en un espacio cerrado que evite que el producto pueda contaminarse, para ello tiene que procederse en última instancia a un envasado totalmente aséptico.
Características de la uperización
La leche así tratada adquiere un característico sabor dulce que se debe a la caramelización de la lactosa presente en la leche. La conservación de los productos así tratados puede alargarse entre seis y nueve meses siempre que estén herméticamente cerrados.
En los envases leeremos “leche UHT” que viene del inglés ultra high temperature, o ultra alta temperatura. No es un método que consiga la esterilización total de la leche, que es algo que tampoco nos interesaría, pero sí la eliminación de microorganismos que pueden resultar tóxicos como el Clostridium botulinum. Es lo que se llama esterilización comercial.
Normalmente, y en especial los niños, estamos acostumbrados a coger la leche directamente del envase de la nevera que olvidamos que sigue todo un proceso para llegar a nuestras mesas. Básicamente la leche se ordena y se transporta en recipientes que la mantienen a muy baja temperatura para evitar el desarrollo de microorganismos. Una vez en la fábrica es sometida a una serie de tratamientos que consiguen que pueda durar siendo apta para el consumo humano mucho más tiempo.
Para los amantes de los sabores puros existe una leche que no pasa por este tratamiento, sino que es envasada directamente por el productor, que debe contar con una licencia especial para ello y proceder de rebaños que estén totalmente libres de brucelosis.
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