Todos sabemos que reducir cualquier cosa consiste en convertirla en más pequeña, mengüarla (los temidos jíbaros eran hábiles reductores de cabezas). La reducción es un término culinario que alude a la concentración o espesamiento de un producto líquido, ya sea este un caldo o una salsa, mediante el procedimiento de la evaporación o la ebullición, es decir, haciéndolo hervir para que se transforme en vapor.
¿Cómo reducir reducir una salsa?
Por supuesto, se consigue sometiendo el líquido a una fuente de calor fuerte. El resultado que se logra es una concentración del sabor, si reducimos el líquido y conservamos el sabor, necesariamente este queda más concentrado. En realidad se puede reducir prácticamente cualquier tipo de líquido, así que podemos buscar cuáles son los aromas y sabores que entrados a nuestro plato. Por lo general, las reducciones suelen adquirir la forma de una especie de salsa espesa de tono oscuro que permite elaborar salsas más complejas. Se prescinde de harinas y almidones normalmente utilizados como espesantes en otro tipo de cocinados.
La reducción se trata de una técnica de cocina elemental y por lo tanto se desconoce su origen, que seguramente es casi tan antiguo como el mismo proceso del cocinado. Los franceses, pioneros en tantas cosas, fueron los primeros en documentar la reducción como una técnica de cocina, allá por el siglo XIX.
Dependiendo del tipo de reducción que queramos hacer la cantidad variará, pero podemos tomar como referencia que para obtener media taza de reducción emplearemos dos tazas de líquido. Se pueden hacer reducciones de vino tinto para los guisos, de caldos, de salsas e incluso se emplean reducciones en la repostería.
La base es utilizar una fuente de calor fuerte, deberemos revolver de vez en cuando la salsa para evitar que se pegue y mantenerla al fuego hasta obtener el espesor deseado.
Puedes utilizar esta técnicas para elaborar esta recetas de albóndigas en salsa que está deliciosa.