Todos los amantes del pan seguramente hayas oído hablar de la “masa madre” pero ¿qué es exactamente? En realidad o es más que un fermento natural que se compone a harina y agua. La harina es portadora de bacterias y levaduras capaces de provocar la fermentación de las masas.
Cómo se elabora la masa madre
Aprender a cocinar la masa madre es muy sencillo, ya que solo lleva harina y agua, pero hay que dedicarle paciencia. Y sí, decimos paciencia porque cuesta cinco días prepararla, aunque dedicándole solo unos minutos cada día.
La harina que se utiliza para hacer la masa madre puede ser de cualquier cereal pero debe ser harina integral, que es la única que conserva la cáscara, ya que es en la cáscara donde se conservan la mayoría de las bacterias de los cereales.
Podemos utilizar agua de grifo reposada, pero recomendamos usar agua mineral. El recipiente que empleemos tiene que estar muy limpio, tiene que ser amplio y más alto que ancho para dar espacio al proceso de fermentación, puede ser tanto de plástico como de cristal.
- El primer día : tenemos que mezclar la misma cantidad en volumen de agua que de harina, es decir, si echamos medio vaso de agua, echaremos también medio vaso de harina. Tapamos el recipiente con un trapo limpio y lo dejamos reposar en un lugar cálido durante 24 horas.
- El segundo día: añadimos medio vaso de harina de fuerza, medio vaso de agua y una cucharadita de azúcar, lo mezclamos todo bien y lo dejamos reposar.
- El tercer día: añadimos medio vaso de harina de fuerza y medio vaso de agua. Veremos que la masa ha empezado a activarse porque tendrá unas burbujas por encima.
- El cuarto día: nos encontraremos con un líquido marrón en la superficie que debemos retirar, y debemos espesar la masa con medio vaso de harina de fuerza.
- El quinto día: la masa madre está lista para ser utilizada.