Macerar
La maceración es un proceso que implica sumergir un producto sólido en una serie de líquidos para conseguir extraer los compuestos solubles, este proceso llevará un tiempo diferente según los productos que estemos tratando.
Entre los líquidos que se emplean para macerar el más común es el agua, aunque en ocasiones se emplean también vinagres, alcoholes o aceites vegetales. Muchas veces, lo que buscamos es conseguir el líquido al que se ha unido el producto extractado, pero en otras ocasiones es el producto sólido en sí. Es un proceso que se utiliza en otras áreas además de la cocina como en la herboristería, tratando así algunas hierbas medicinales.
Métodos de maceración
Básicamente existen dos métodos de maceración:
- La maceración en frío: el producto a macerar se sumerge en un líquido a temperatura ambiente y se deja actuar el tiempo necesario. Por ejemplo, se pueden hacer así aceites aromatizados, sumergiendo las especies que elijamos en aceite de oliva virgen extra. Este método no varía la esencia de los productos que se maceran.
- La maceración en caliente: la técnica es básicamente similar a la de la maceración en frío, pero el tiempo de macerado se reduce considerablemente al intervenir una fuente de calor. Además la esencia del producto no se mantiene tan intacta porque el calor siempre hace desaparecer una parte del producto.
La maceración, una técnica habitual en la repostería
La maceración es una técnica de uso muy habitual en el campo de la repostería, es muy común macerar frutas destinadas a hacer mermeladas, se las deja reposar durante horas con el azúcar con la que luego se cocerán. Otro ejemplo, es cuando dejamos remojando frutas deshidratadas, como uvas pasas u orejones, que luego emplearemos en una tarta o un pastel.
Macerar y marinar son términos que a veces se confunden pero que sin embargo tienen matices diferentes de significado.