Al utilizar este término nos estamos refiriendo a una técnica culinaria muy sencilla que consiste en dejar reposar un ingrediente en un líquido caliente para que desprenda su sabor, olor y color, mezclándose con dicho líquido.
Hay muchos tipos de infusiones, en España somos muy aficionados al café, pero las infusiones se van haciendo un hueco en nuestros desayunos, meriendas e incluso cuando vamos a algún bar a tomar algo. Además, hay mucho tipo de variedades que van más allá de las tradicionales infusiones de té, manzanilla o menta.
Otros usos de las infusiones
Tradicionalmente se ha infusionado la leche, con canela y limón como base de postres tan deliciosos como las torrijas, las natillas y también la crema pastelera.
Pero también es posible infusionar aceites para aromatizarlos y que cojan determinados sabores que pueden dar un punto muy original a nuestros platos, así podemos encontrar aceite de guindilla, aceite de menta o aceite de albahaca, por poner solo unos ejemplos.
Por otro lado, todos sabemos que el mundo de la cocina no es en absoluto ajeno a las modas, así ahora se utilizan las infusiones para enriquecer los platos y darles un toque diferente y original de sabor. Al final es una cuestión de probar y jugar con nuestro paladar.
Podéis probar por ejemplo a cambiar el chorro de vino que se suele añadir al cocinar las setas por uno de té rojo. También podemos añadir infusiones a nuestros guisos, la infusión de menta puede irle muy bien a determinadas carnes. Al utilizar infusiones podemos conseguir salsas menos densas y con toques muy diferentes de sabor que conseguirán sorprender a nuestros comensales. Por supuesto también son ideales para usarlas en postres.
Como en todo debemos apostar por el uso de hierbas de calidad para elaborar nuestras infusiones, podemos combinar diferentes sabores y eso sí es preferible que usemos las infusiones recién hechas.