Freír
La Real Academia Española de la lengua define el término culinario "freír" como “Guisar [algo] en aceite o grasa hirviendo”. Podemos decir que freír es un tipo de cocción en el que los alimentos se sumergen en grasa o aceite muy caliente, hasta que quedan dorados, secos y crujientes.
Cómo freír los alimentos
Normalmente, una buena fritura se caracteriza por la calidad de la grasa o aceite empleado, por eso se suele recomendar utilizar un buen aceite de oliva. La temperatura empleada en esta técnica de cocina es elevada, el aceite tiene que estar en temperaturas que oscilen entre los 150 y los 180 °C.
La característica del alimento frito es que queda dorado y crujiente. A la hora de freír los alimentos tienen que estar secos, pues de otro modo el agua haría saltar el aceite siendo muy fácil que nos quemáramos en el proceso. Debemos conocer bien los alimentos antes de freírlos, pues no todos pueden introducirse directamente en el aceite. Pueden freírse directamente aquellos productos que contengan almidón, azúcar o albúmina, los ejemplos más habituales de fritura son las patatas, los huevos y los pescados. El resto de alimentos suelen tener que rebozarse o empanarse antes de freírse, cuanta más agua presenten en su composición, más grueso deberá ser el rebozado.
Mucha gente no es partidaria de este tipo de cocinado, pues al freírlos los alimentos se empapan en aceite y aumenta mucho así su contenido de calorías. En cambio, como ventaja está la de ser un proceso relativamente rápido con lo que se pierden menos vitaminas. Los productos así cocinados reciben los nombres de fritos, frituras o fritangas, este último con una consideración más bien despectiva.
Quizás uno de los platos más típicos de fritos sean las patatas con los huevos fritos, un plato muy sencillo y barato que para algunas personas constituye un verdadero manjar.