Es bastante obvio que un animal debe ser desangrado para poder aprovechar su carne. Así, todos sabemos que, durante la matanza del cerdo, estos animales son desangrados por completo para poder cortar posteriormente la carne. Además, esa sangre se utilizará para hacer luego otros alimentos como morcillas y chorizos.
No obstante, aunque un animal esté desangrado, las piezas de carne aún cuentan con sangre en su interior. Así, antes de cocinarlas deberemos desangrarlas.
¿En qué consiste desangrar?
Desangrar la carne o el pescado significa quitarle todos los restos de sangre que quedan en la pieza. Para ello, se toma la porción de carne o pescado que se quiera cocinar y se sumerge en agua fría durante un tiempo apropiado.
Mientras que estas piezas están en el agua, irán perdiendo poco a poco la sangre, pero sin estropear nada el producto.
Esta técnica es esencial si quieres hacer un fondo o caldo con carne o un fumet de pescado. Si no se desangra correctamente, se corre el riesgo de que estos fondos estén turbios.
La cebolla también se desangra
No nos hemos vuelto locos, sí, la cebolla también se puede desangrar. Este término también se utilizaría cuando se intenta suavizar este ingrediente.
Cuando se hace una ensalada u otro plato en el que la cebolla se consume cruda, muchas veces el sabor es demasiado fuerte y repite. Hay algunos trucos para suavizar la cebolla, como por ejemplo desangrarla.
Para desangrar una cebolla, habrá que pelarla por completo y cortarla en juliana. Este corte no es imprescindible, puedes cortarla como quieras servirla posteriormente.
Una vez esté cortada, tendrás que introducirla en un cuenco con agua fría. Deja que repose la cebolla mientras preparas el resto de los ingredientes de tu plato. Pueden pasar perfectamente unos 20 minutos o incluso una hora sin problemas. Después tan sólo tendrás que enjuagarla y escurrirla bien para poder usarla.