Tengamos o no idea de francés, al leer esta palabra uno podría imaginarse una bonita cómoda o un mueble de líneas frágiles propio de los tiempos de la realeza francesa. No, en absoluto. La palabra gastronómica coquetier, que a simple vista se nos antoja refinada, hace alusión directa a una huevera. Sí, una simple huevera. No obstante, no como las que tenemos en mente.
¿Qué es un coquetier?
El coquetier es, como hemos dicho, una huevera. No obstante, no es una huevera común. Es la típica huevera que se usaba para presentar los huevos pasados por agua (oeuf à la coque). Es, por tanto, un objeto muy antiguo y bastante extendido en los hogares, aunque en las últimas décadas ha perdido bastante fuerza.
Básicamente podemos definirlo como una tacita o pequeño recipiente con la forma perfecta y adecuada para sostener un huevo. El huevo tiene que quedar encajado, pues por la parte superior se abrirá para poder degustarlo. Sin estabilidad en la parte inferior, ni libertad en la parte superior, el huevo pasado por agua no podría consumirse.
Coquetier: el origen de los cócteles
Aunque nos parezca una locura, al parecer, el coquetier estaría más ligado al origen de los cócteles de lo que imaginamos. El boticario Antoine Amédée Peychaud, comenzó a servir brandys con especias. El recipiente en el que los presentaba era precisamente un huevo. Así, esta cáscara estaría ligada a los cócteles iniciales. Poco a poco se popularizaría esta bebida en los bares de Nueva Orleans, dejando a un lado el vaso tradicional (cáscara de huevo) y usando otro.
Sí, parece bastante curiosa esta vinculación. No obstante, si nos paramos a pensarlo, las mezclas que hoy conocemos como cócteles o cocktails, tienen una fonética similar a la palabra coquetier. Quizá en nuestro idioma no, pero en francés, estas palabras son muy similares. Por tanto, muchos dicen que el término nació precisamente del huevo.
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