Bruschetta
Los antipasto son los entrantes italianos. Un plato antes del plato principal. Dentro de este término son muchos los platos que se pueden encontrar, como, por ejemplo, la bruschetta.
¿En qué consiste una bruschetta?
La bruschetta, ya internacionalizada e incluida en la mayoría de gastronomías del mundo, es un tipo de antipasto italiano que consiste, básicamente, en rebanadas de pan tostado caliente cubiertas con diversos alimentos. Estas bruschettas pueden servirse frías o gratinadas. Todo dependerá de los ingredientes que se escojan para su elaboración.
La bruschetta no deja de ser un plato similar a las tostas o a los canapés. No obstante, en este caso siempre estarán elaboradas con pan tostado o asado a la parrilla. Además, tradicionalmente se cocinaba en un horno especial llamado brustolina, aunque en la actualidad, una bruschetta puede hacerse sin problemas en un horno tradicional.
No hay una receta fija, por lo que podemos decir que la bruschetta es, en sí, el pan tostado con otros ingredientes. Las variaciones provienen de los añadidos, de las especias que se empleen, todo dependiendo de las costumbres. Además, según la época del año se suelen añadir ingredientes diversos, siendo los más típicos el tomate, vegetales y queso.
Historia de la bruschetta
Este plato cuenta con una historia, como muchos otros. La preparación de la bruschetta data del siglo XV. Se originó en la Toscana. La traducción de su nombre es algo así como “asar sobre las brasas”. Este significado se aplica al pan tostado, no a los ingredientes que se colocan encima del mismo. El motivo lo encontramos precisamente en el origen; al parecer, el pan que se iba poniendo duro era “rescatado” para poder convertirlo en deliciosas bruschettas.
En su origen, este plato se componía únicamente de pan tostado, aceite de oliva, ajo, sal y pimienta. Así, el uso del tomate, y otros ingredientes como el queso, es un añadido más reciente.