Fuet Casa Tarradellas o el secreto del visto y no visto
Guardas un fuet Casa Tarradellas en la despensa y desaparece. Cuelgas un fuet en la cocina y en cuestión de horas ya no esta. Quieres disfrutar de un buen bocado de sabor y cuando llegas, solo hay un cordel pelado con esa característica etiqueta de Casa Tarradellas. Si hiciéramos un estudio sobre cual es el producto que menos dura en una cocina, el fuet estaría en los más alto de ranking. No te preocupes, eso es maravilloso. Tener en casa un alimento que es sano, nutritivo, ligero, y sabroso y que todos, mayores y pequeños, se peleen por él, es una gran noticia para los que se preocupan de la alimentación de la familia.
Además el fuet Casa Tarradellas te salvará de más de un apuro: Es una fantástica merienda, y incluso una cena rápida acompañado de queso, tomate y pan por ejemplo en una calurosa noche de verano. O en una fresca velada en la montaña. Esa es una de las grandes virtudes del fuet casa Tarradellas, que siempre queda bien, ¡que siempre sienta bien! Y si lo piensas… en tus salidas con amigos, en meriendas familiares, en picoteos antes de comer, en pequeños bocados de pecado que has robado en la cocina… siempre ha estado ahí.
Comer fuet Casa Tarradellas es también un homenaje a todo eso. A grandes momentos compartidos, a esa abuela que te cuidaba, a esa madre que se preocupaba porque salieras a jugar a la calle con un trozo de fuet en la mano. Y es además un homenaje a la salud, a la tradición y a las cosas sencillas pero maravillosas que tiene la vida. No olvides tener siempre en casa, ya sabes que cuando menos te lo esperes…desaparecerá!