Si me lo permitís os voy a contar mi caso, tengo la suerte, a pesar de vivir en una ciudad, de tener varios amigos con huerta. No son los mejores agricultores del mundo, pero tienen algo en común, cuando les va bien les gusta presumir de cosecha y son generosos a la hora de compartirla. Así que es fácil que llegue una época del año en la que me encuentre una semana con varios kilos de tomates a la vez, y desde luego no voy a dejar que se pierdan, pero tampoco quiero alimentarme solo de tomates. ¿Mi solución? Hacerlos en conserva. Por ello, aquí veremos cómo hacer conservas caseras de la forma más sencilla posible.
Las conservas son algo fácil de preparar que te permite mantener los alimentos en condiciones óptimas durante un año aproximadamente. Se puede hacer conservas de un montón de productos, desde tomates a fresas, pasando por naranjas o uvas.
Podemos aprovechar un día que nos pongamos a cocinar y añadir más ingredientes para luego guardarlos en conserva. Necesitaremos tarros de cristal para guardarlas, pero nos sirven esos con los que nos vamos haciendo en el supermercado poco a poco, no deja de ser una buena manera de reciclar.
Las mermeladas, los productos que se conservan en vinagre o en aceite, las salsas, todo eso se consideran conservas. La clave es mantenerlas en tarros perfectamente esterilizados.
Pasos a seguir para esterilizar los tarros de conservas
Ya tienes el producto listo para guardarlo en el tarro y mantenerlo conservado hasta la próxima vez que vayas a visitar a tus hijos, cuñada, amigos etc.
- En primer lugar hemos de escoger bien los tarros, evitando las abolladuras de las tapas o las gomas desgastadas. Asegúrate también de que el cristal esté en perfecto estado, sin golpes o grietas visibles.
- Aunque nos parezca que estén limpios lavaremos bien de nuevo los tarros, las tapas y los utensilios que vayamos a emplear, la higiene es fundamental en todo el proceso. Si tenemos lavavajillas será ideal para someterlos a un lavado a alta temperatura. Cuando estén tendremos cuidado de no manosearlos, especialmente en la parte interna.
- Después meteremos los tarros en el horno frío y los pondremos a unos 160 grados para que los tarros se calienten y evitar así que estallen, los mantendremos aproximadamente media hora dentro del horno y después los sacaremos con sumo cuidado.
- Las tapas las pondremos a hervir en una olla con agua durante aproximadamente diez minutos. Para sacarlas utilizaremos unas pinzas de cocina.
- Ha llegado por fin el momento de añadir la comida, recuerda que para que no se produzca un cambio brusco de temperatura que puede hacer que el cristal se quiebre deberemos añadir comida caliente si los tarros están calientes. Si se trata de una conserva que hay que hacer en frío deberíamos haber dejado enfriar los tarros en la misma olla donde los hemos hervido.
- La comida debe quedar aproximadamente dos centímetros por debajo del borde. Ha llegado el momento de poner la tapa, debemos asegurarnos de que esta no haga ruido al cerrarse, si hace algún tipo de clic, no se habrá cerrado herméticamente y habremos de guardar el tarro en la nevera y consumirlo pronto. Pero lo normal es que se cierre herméticamente así que disponemos de más o menos un año para ir gastando nuestras conservas.
- Etiqueta tus tarros indicando tanto el producto como la fecha de envasado, nos servirá para reconocer fácilmente lo que es y para ir consumiéndolos por orden. Puede parecerte un paso tonto, pero a la larga lo agradecerás. Además si pones unas etiquetas bonitas podrás hacer una cesta de regalo perfecta con tus conservas caseras.
En el mercado hay tarros especializados para guardar las conservas e incluso hay set completos, con tarros de varios tamaños y etiquetas. Anímate a probar.
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