Cómo descongelar el pescado para cocinarlo
El pescado son los peces que destinamos para la alimentación, consumir pescado es una gran fuente de proteínas y de grasas sanas. Dado que la mayoría de los pescados son de temporada y hay zonas dónde es difícil que éste llegue fresco, una muy buena opción es comprarlo congelado.
Cuando compremos pescado congelado debemos asegurarnos de que este venga en un recipiente de plástico envasado herméticamente, sin que tenga roturas o poros. Deben estar convenientemente almacenados en un congelador, situados siempre por debajo de la línea de congelación. El pescado debe estar congelado de manera uniforme y no tener demasiado hielo o escarcha en su interior, ya que eso implicaría que lleva mucho tiempo congelado.
Así mismo debemos asegurarnos de no romper la cadena del frío, llevándolo a casa en una bolsa isotérmica y guardándolo en el congelador nada más llegar hasta el momento en que decidamos cocinarlo.
Los mejores métodos para descongelar el pescado
Hay varios modos de proceder a la hora de descongelar el pescado en función de la prisa que tengamos para cocinarlo.
Descongelar el pescado en el refrigerador
El mejor método requiere de tiempo y por lo tanto algo de previsión, se trata de descongelarlo en el refrigerador. Para ello, la noche anterior a cocinarlo, lo sacaremos del congelador y en un plato hondo (que sea capaz de recoger el agua que va a ir soltando el pescado), lo colocamos en el refrigerador. El pescado se irá descongelando poco a poco.
Antes de cocinarlo tenemos que asegurarnos de que el pescado se haya descongelado del todo y también de que esté en perfectas condiciones. Básicamente un pescado descongelado tiene que tener el mismo aspecto que si se tratase de un pescado fresco, aunque puede que no esté tan brillante. El olor también debe ser similar al de un pescado fresco, en ningún caso debería tener un olor desagradable (si fuese así nos encontraríamos ante un pescado que no sería apto para ser cocinado).
Descongelar el pescado utilizando agua fría
Si no hemos tenido oportunidad de ser previsores o tenemos mucha prisa, podemos descongelar el pescado utilizando agua fría. Para ello podemos introducir el pescado en una bolsa de plástico de manera que quede cerrado herméticamente y luego meter esta en una olla de agua fría, en el caso de que flote podemos ponerle un peso encima (eso sí con cuidado de no aplastarlo demasiado). El efecto del agua fría lo irá descongelando.
Otra opción, mucho menos ecológica, es colocarlo directamente debajo del grifo, con la precaución de que sea un hilo de agua suave, ya que si es muy fuerte correremos el riesgo de que dañe el pescado, e ir moviéndolo lentamente hasta que esté totalmente descongelado.
Aunque a simple vista nos parezca que ya se ha descongelado, debemos comprobarlo apretando el centro del pescado ligeramente con el dedo para asegurarnos de que realmente lo está o si no insistir un poco más.
Si tenemos la tentación, para acelerar el proceso, de descongelar el pecado en agua caliente, no es una buena idea ya que la descongelación será más irregular y cambiarás la textura del pescado, además de favorecer a las bacterias su contaminación, puede ser algo peligroso.
Cocinar el pescado congelado
La última opción es cocinar directamente el pescado congelado. Para ello procuraremos pasarlo por el chorro de agua fría del grifo para quitarle el exceso de los cristales de hielo, lo secamos con papel absorbente de cocina y lo cocinamos directamente. Podemos cocinarlo al vapor lo que nos deja un pescado de sabor suave. También podemos cocinarlo al horno, añadiéndole un chorro de aceite de oliva. O incluso añadírselo a una sopa o estofado.
Una precaución importante es que nunca debemos volver a congelar un pescado que ya hayamos descongelado. Y por supuesto que lo mejor es dar tiempo para que se vaya descongelando poco a poco.