Las recetas con queso, patata y bacón siempre triunfan. Aunque podemos llegar a pensar que esta combinación es una mezcla más propia de la comida rápida, asociada a la ingesta masiva de calorías, nada más lejos de la realidad. Un buen ejemplo de ello es la tartiflette, un plato francés que si no conoces deberías probar ya mismo.
¿Qué es la tartiflette?
Se trata de una receta saboyana que se hace con queso reblochon, patatas cocidas, cebolla, bacón, crème fraîche, pimienta y algunos añadidos puntuales como el vino blanco. Su secreto es el gratinado, que hace que se presente como algo completamente irresistible a nuestros paladares.
Es un plato realmente extendido en Francia, por lo que podríamos pensar que se trata de un plato tradicional con siglos de historia. No obstante, no es del todo así. Históricamente nace en el macizo de los Aravis, feudo del queso reblochon. No obstante, como hemos comentado, no es un plato tradicional de la tierra. Es más, no cuenta con tantos años como creemos.
En los años ochenta, el Sindicato Interprofesional de reblochon inventó la receta y comenzó a divulgarla. Su finalidad no era otra que la de doblar las ventas de este queso. Lo cierto es que fue todo un éxito, por lo que pocos saboyanos no conocen este plato hoy por hoy. No obstante, este plato se inspira en un plato más tradicional llamado la péla, en el que los ingredientes se salteaban en una sartén de mango largo.
El queso reblochon de la tartiflette
Es justo hablar del reblochon. Se trata de un nombre que deriva del arpitano re-blocher, que significa “tomar la ubre de la vaca una segunda vez”. La leche que se usa para hacer este queso es de tres razas de vaca. Se consigue así un queso de pasta suave y una corteza limpia. Tiene un toque a avellana y su corteza es amarilla-anaranjada, cubriéndose de una fina “espuma blanca”, la prueba de su buena curación en cava.